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" Arte y Claro" es un blog con aroma taurino en el que daré rienda suelta a mi pasión por los toros. Bienvenidos.

lunes, 8 de octubre de 2012

La Extraña Intuición del 42


Plácida mañana en Zaragoza, llegamos pillados al sorteo. Cuando ascendemos por las escaleras hacia la parte superior de los corrales nos encontramos con Carlos, el jefe de esa zona, gran persona y siempre amable con todo el mundo.

Nos acercamos a las ventanas para ver los “Anaromeros”, desiguales, bonitos, cárdenos claros, oscuros, entrepelaos... “Qué bonito el 42” Le digo a Náyade. Giro la cabeza y veo a Antonio Gaspar " Paulita". En ese momento me sale valor, no se de donde, para preguntarle: "Torero, bonito día hoy, ¿cual va a ser el lote?" El torero me contesta: " 32 y 42". Tas revisar visualmente de nuevo durante unos segundos el lote, vuelvo a sacar ese valor escondido y le digo: "El 42 va a ser". Me clava la mirada el maestro y me repite despacioso: " Ese va a ser".

Su mirada y la despaciosidad al repetir la frase, dejaban claro que mis palabras le habían llegado. Miré al 42 de nuevo, a Náyade después y le dije: "Estoy seguro, ese va a embestir, ese va a ser. Lo merece".

Después de saludar a conocidos y amigos por la plaza, nos dirigimos a un restaurante cercano al coso y nos cruzamos de nuevo con Toño. Unos minutos de charla entre él y  D. Ángel Solís nos hacían disfrutar y aprender. El torero siempre sonriente, nos dijo que iba al hotel y nos miró de nuevo. Con la absurda intención de generarle confianza le dije que recordase el 42, ese tenía que ser. Rió Paulita.

Bajaba el sol, llegaba la tarde y nosotros a la plaza. En el patio de cuadrillas me fijo en su cara, en su semblante y lo encuentro TORERO. Veo en sus ojos ese brillo de quien está concentrado y con ganas. Recibe sentidos abrazos de amigos, ánimos de periodistas, fotógrafos y admiradores, se le intuye nerviosismo contenido. Ese traje de luces nazareno y azabache estaba a punto de salir al ruedo y me acerqué a desearle que el toro embista, la suerte para otros.


Cuando el toreo gitano del aragonés salió al ruedo nos embelesó, conseguía transmitirnos ese pellizco del toreo de arte, pero esta vez ante Anaromeros, nada menos…

Dos quites en sendos toros de Bautista para paladares exquisitos nos dejaba un dulce sabor, que torero estaba…

Yo en el callejón con Náyade y Carlos Moncin, Alberto Barrios y Toni Galán cuando sonaban los clarines para que saliese mi apuesta, el 42, que llevaba grabado en la mente desde por la mañana y con el que me sentía como si yo fuese el ganadero. Quería que embistiera, que acudiera pronto al cite, que descolgara la carita humillando y que transmitiera al tendido. Pues casi hago pleno. Gran animal. Acudía pronto al cite, tenía un son que transmitía emoción al tendido y metía la cara. En varas, hasta tres veces y con emoción. En banderillas tres buenos pares de Téllez y Arruga hacen desmonterarse a la cuadrilla. Que bonita brega, que bien cuidado. La extraña intuición había acertado esta vez, ya no era un “ese va a ser” es que “estaba siendo”. Antonio seguía muy torero, se sentía, le daba espacio y lo citaba con la muleta alante, metía riñones, componía como a pocos he visto. Emoción, mucha emoción con el son del animal y el trato del torero. 

Por el izquierdo algo peor, pero la vuelta a la mano derecha hacía retornar el sentimiento. Yo con los pelos de punta durante toda la lidia. Faena muy importante, tan importante como para que sea desmerecida por la espada. La suerte debía habérsela deseado para este momento, pues no la tuvo. Posiblemente las ganas, el arranque pronto del toro que parecía muy despierto aún y algunas voces del tendido, hicieron a Paulita precipitarse. Pero no puede quedar empañado por los aceros. Cabeza alta Antonio, pues el toreo fue de altura.

Una vez finalizada la corrida nos dirigimos hacia el patio de cuadrillas y allí me lo encuentro. Tremendamente emocionado, abrazado a un ganadero. Después de ese abrazo me cruza la mirada, se viene hacia mí y nos cogemos. Yo a él de la cara, él a mi de los hombros, y me dice: “¡Lo dijimos!, ¡Lo dijimos!, Ese era, el 42 era…”. El torero emocionado se mete en la furgoneta. Yo, aún emocionado recuerdo esas palabras y todo lo acontecido.

Nunca olvidaré esta intuición hecha realidad. Pero si he aprendido una cosa, la próxima vez le desearé que embista y suerte.

¡¡EnhorabuenaTorero!!

Texto: Jote (José Manuel de Frutos)
Fotografía:  Náyade Moncín - Alberto Barrios

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